Los despidos de Telam no son una “desgracia”, sino el inicio de ejecución de un plan de Ajuste impulsado por orden del FMI y llevado a la practica por la ruinosa gestión del Presidente Macri. Por esa razón expresar una mera solidaridad, sin oponerse realmente a estas políticas de saqueo deshumanizante, es caer en el cumplido formal, cuando no en una liviandad oportunista repudiable.
No se puede expresar solidaridad con los trabajadores víctimas del ajuste y al mismo tiempo replicar las políticas que impone Mauricio Macri. No debemos caer en la hipocresía de permitir que se impongan tarifazos a los vecinos, que se exima de impuestos a los multimillonarios, que se contraiga deuda externa se propicie el “equilibrio fiscal”, para luego compadecerse tibiamente por lo que está ocurriendo.
Los trabajadores despedidos no necesitan solidaridad, sino trabajo. Trabajo digno y bien remunerado, aquel que se consigue con producción local y mercado interno; aquel que no genera la especulación financiera, ni las importaciones ilimitadas.
Apoyar a los trabajadores es oponerse a este modelo injusto y destructivo, es construir un proyecto que nos incluya a todos (empezando por los que menos tienen). Apoyar a los trabajadores es hacer Patria, pero como nos enseñó San Martín y Belgrano, Alem y Perón. En la construcción de esa alternativa para el bien de todos, pondremos nuestro esfuerzo antes que las palabras vacías de ocasión.