Fabiana Gennari es una ingeniera química apasionada en la investigación del cambio climático y búsqueda de soluciones ambientales y, al mando de un destacado equipo en el Centro Atómico Bariloche (CAB), avanza en novedosos desarrollos para captar dióxido de carbono (uno de los principales gases de efecto invernadero), combinarlo con hidrógeno y producir energía limpia.
Reducir contaminación y transformarla en energía sustentable, un círculo virtuoso sobre el que Gennari expuso en el marco de las charlas “Jueves de Hidrógeno”, un ciclo promovido por la Secretaría de la Gobernación de Río Negro, en el marco del programa Hidrógeno Verde lanzado este año por la gobernadora Arabela Carreras.
“Nuestra actividad asociada con la tecnología del hidrógeno aborda desde su producción a partir de la biomasa (materia orgánica animal o vegetal para producir energía), su almacenamiento en distintos materiales para usar en aplicaciones estacionarias o móviles, y su conexión con el dióxido de carbono (CO2) para transformarlo en productos que sean del interés para la industria y el consumo”, resumió la científica.
Ella dirige un equipo de colegas en los laboratorios del Departamento de Físico Química de los Materiales, de la Gerencia de Investigación Aplicada del CAB, en los que interactúa con talleres técnicos del mismo complejo con los que además de la investigación científica desarrollan parte del valioso equipamiento que requieren para sus estudios.
Gennari explicó que el CO2 tiene muchas fuentes, de las que “el 50% de las emisiones, en particular en Río Negro, salen del uso de combustibles fósiles, en medios de transporte a través de la nafta, el gasoil o el GNC, y en las casas con la calefacción. Es una de las principales fuentes contaminantes, porque en la Provincia no hay tanta industria”.
Este grupo investiga y desarrolla todo el ciclo de captura del dióxido de carbono, para reutilizarlo en otras aplicaciones o desecharlo en forma no contaminante.
Gas natural sintético
Una de las aplicaciones más novedosas es el proceso de captación de CO2 (puede ser en una chimenea o escape de un motor, o de su fabricación en laboratorio) y su transformación en presencia del hidrógeno en gas natural sintético.
Ese gas que fabrican es el mismo que se usa a nivel domiciliario, para el transporte o la industria, y en estos laboratorios proyectan esta producción para sumar al importante tendido de gasoductos de Argentina y potenciar la provisión de gas natural.
“Así estamos reutilizando algo que hoy es nocivo para el medio ambiente como el dióxido de carbono, que genera el efecto invernadero y el cambio climático”, afirmó.
Precisó que el hidrógeno que requieren “debe provenir de una fuente limpia y no es necesario que tenga tan alta pureza”, y lo combinan con el CO2 -la materia prima principal- “en presencia de catalizadores adecuados”, para un proceso que se conoce como “reacción de Sabatier” y producen metano, que es gas natural sintético.
“También exploramos otras formas de retirar de la atmósfera dióxido de carbono, tomándolo de chimeneas de procesos industriales, como de generación de energía por ejemplo, para separarlo y usarlo para producir carbonatos, como los que se usan en las bebidas que tienen burbujas”, señaló.
Para esos desarrollos también trabajan en mecanismos propios de separación de CO2 con membranas y los carbonatos obtenidos también pueden ser inyectados en perforaciones de petróleo o gas agotadas.
“En ese caso podría ser un reservorio final para eliminar el factor contaminante, en forma de carbonatos de magnesio o de calcio, que no son nocivos para el medio ambiente. Pueden pasar a formar parte de la tierra que pisamos, sin ningún tipo de problema ni con el ser humano ni con otras formas de vida, con el ecosistema en general”, expresó.En ese sentido indicó que estudian rocas de la región o similares, para evaluar la velocidad de esos llamados procesos de mineralización.