El viernes fue el último día con mis alumnos. Hemos estado dos cursos disfrutando cada día, minuto a minuto y segundo a segundo…
El trabajo de un profesor es precioso pero una cosa inevitable es dejar un trocito de tu corazón en cada uno de los niños que conoces cada curso.
Cada año es una aventura… Y por si fuera poco, mis alumnos han acabado primaria y comienzan una nueva etapa, así que he querido preparar una sorpresa diferente.
He compuesto una canción para ellos y la he cantado en clase, con todo mi cariño. Cuando he levantado la mirada, muchos teníamos lágrimas en los ojos porque sabíamos que sería nuestro último día entre esas cuatro paredes. Ha sido un nome to inolvidable.
