Cada inicio del ciclo lectivo en Río Negro, tiene sus características: grandes anuncios desde el gobierno, buenas fotos de nuevas escuelas y un sin número de “detalles” inconclusos maquillados para los medios, que se sufren en el cotidiano escolar como son la falta de mantenimiento, de vacantes, problemas con el transporte o resoluciones emitidas a último momento que modifican condiciones laborales y/o pedagógicas. El 2018 no es la excepción.
Desde el Departamento de Salud de UnTER, se realizaron presentaciones desde junio del 2017, en febrero se ratificaron los reclamos para que se garanticen las condiciones básicas de higiene y habitabilidad en las escuelas, sin embargo, aun cuando tuvieron dos días más trabajar por el paro docente hay escuelas con problemas que podrían haberse solucionado previamente. Esta invisibilización de las problemáticas también es parte de una política de estado que UnTER rechaza, lo mismo que todo intento de derivar culpas a quienes padecen los problemas antes que solucionarlos.
Del informe presentado en la última paritaria por el sindicato, se pudo cotejar, en la primer semana de clases, la persistencia de problemas edilicios en toda la provincia. A continuación se detallan los más complejos, a modo de ejemplo: En la Zona Andina, a partir de la presentación judicial realizada por UnTER en el 2014 por escuelas de El Bolsón, y luego de las inspecciones ordenadas por la Jueza, se logró que el Ministerio se comprometiera a terminar los trabajos durante el presente año, bajo un estricto seguimiento de la mesa de diálogo, conformada a tal fin. Es decir, recién a cuatro años de la denuncia, se vislumbra una resolución, mientras se trabaja en condiciones precarias. En este contexto, la ESRN 48, no inició actividades.
En Zona Alto Valle Este, pese a los comunicados falaces comunicados oficiales, se vive una realidad distinta, por ejemplo, la comunidad educativa de la Escuela Laboral N° 4 de Cipolletti, que reclama hace 17 años un edificio propio se encuentra movilizada por la falta espacio para cubrir las vacantes, el viernes 9 presentó un Amparo ante la Cámara Civil; luego de una reunión con el Coordinador, recién tendrán respuesta el próximo jueves, lo que significa que lxs estudiantes perderán como mínimo 20 días de clase. Situación similar, viven en la Escuela Laboral de San Antonio Oeste, que requiere urgente ampliación por el hacinamiento que padecen en los talleres.
Tampoco se culminaron las aulas en el Jardín 144 de Las Perlas, La Escuela Primaria N° 53 presentó notas en el 2016 y 2017 por falta de sillas y mesas. El Equipo de Salud de UnTER, constató en la Escuela N° 248 que permanecen obreros trabajando en sector cocina porque no terminaron la instalación de gas. Mientras que en la Escuela N° 33 iniciaron actividades, el viernes 9 porque no estaba finalizado el baño para discapacitadxs, lo mismo sucedió en la Escuela N° 313. Mientras que la comunidad educativa del Jardín 120 definió no iniciar, a la espera de la entrega del nuevo edificio prevista el 15 de marzo, para evitar continuar con las dificultades de asistir a clases en aulas prestadas.
En el Jardín N° 118, en lo edilicio faltan cerco perimetral y hay matafuegos vencidos, desde lo pedagógico faltan designar cargos. Igual que en el Jardín 114 de Balsa Las Perlas, faltan aulas y cargos. Por esta justa razón, las comunidades educativas, exigen igualdad de oportunidades y no envían a sus niñxs, por ya no toleran más postergaciones para sus hijxs.
También continúan postergadas las trabajadoras de los ETAP de Allen, con quienes el gobierno, luego de un extenso reclamo, firmó un compromiso en el 2015, de construcción de sede en un predio del CPE, sin embargo inician un nuevo ciclo ocupando espacios pedagógicos en escuelas y otras instituciones.
En la Zona de Valle Inferior y Atlántica se visualiza el abandono paulatino y lamentable del mantenimiento de los edificios escolares y residencias por parte del Ministerio de Educación y Derechos Humanos: el 80% de los edificios se encuentran con las aberturas deterioradas, problemas de filtraciones de agua por techos y paredes a causa de chapas rotas, membranas desgastadas, canaletas deterioradas y la inminente humedad que deteriora pinturas, paredes, cielo rasos, entre otros. La mayoría de las escuelas tiene alguna dificultad con el sistema eléctrico, con el riesgo que esto implica.
Párrafo aparte merece la Escuela de Chipauquil, donde el año pasado padres, madres y docentes encontraron solución provisoria al problema del acceso al agua, sin embargo no hay resultados a la fecha.
En Roca- Fiske Menuco, la Escuela 168 sigue afectada por la plaga de murciélagos, la Escuela 66 no inició actividades por problemas cloacales, lxs estudiantes de la ESRN 43 deberán utilizar las instalaciones del poli deportivo para educación física, porque recién se iniciarán las obras en el mes de mayo.
Todo el detalle de las dificultades por falta de mantenimiento y previsión fueron presentadas oportunamente en la reuniones paritarias y con la Coordinadora de Salud en la escuela, Ana Lía Soriano. No son temas menores, de nada sirve mostrar fotos y videos con las obras realizadas, escuelas nuevas, si no existe un sistema de control y seguimiento permanente, su ausencia determina que sistemáticamente trabajadorxs y estudiantes deban enseñar y aprender en condiciones precarias y con riesgo de su integridad física.
Reiteramos que es deber del estado garantizar que toda institución educativa debe cumplir con la normativa vigente respecto de las condiciones edilicias, por lo tanto, el ministerio el absoluto responsable de la contratación y el control de cada obra, de la seguridad en los transportes, de la provisión en los comedores, que seguiremos exigiendo en defensa de la salud y la integridad de trabajadorxs y estudiantes.
Gral Roca- Fiske Menuco, 9 de marzo de 2018-03
Claudia Asencio, Secretaria de Salud en la Escuela
María Inés Hernández, Secretaria de Prensa, Comunicación y Cultura
Benjamín Catalán, Secretario Gremial y de Organización
Marcelo Nervi, Secretario Adjunto
Patricia Cetera, Secretaria General