EL GENOCIDIO DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS LLEGÓ A LOS TRIBUNALES FEDERALES

Desde el Partido Socialista de Río Negro saludamos la iniciativa y sobre todo la valentía de Ivana Huenelaf, mujer Mapuche-Tehuelche, quien recientemente presentó una denuncia en los Tribunales Federales de Retiro -Ciudad Autónoma de Buenos Aires-, sobre el genocidio a los pueblos originarios de la Patagonia en el marco de la «Campaña del Desierto» -1878/1890-, llevando de esta manera una verdad histórica irrefutable a  la justicia argentina, con el patrocinio letrado del abogado Fernando Cabaleiro, el respaldo de Nora Cortiñas y de la ONG “Naturaleza de Derechos”.

Destacamos a la Agencia Presentes que gracias a la publicación de la periodista Adriana Meyer, se visibilizó este hecho histórico el pasado 17 de agosto de 2022.

Fue en el marco de la campaña electoral de 2021 que desde el socialismo rionegrino impulsamos este mismo debate, poniendo a consideración de la sociedad un proyecto de Ley de reconocimiento de este genocidio. Lamentablemente, entonces tuvo poca repercusión mediática y nulo eco en las demás fuerzas políticas.

Esta denuncia, no sólo nos invita a la reflexión, sino que es un llamado a la acción a la comunidad toda, fuerzas políticas, gobiernos provinciales, el gobierno nacional y los parlamentos locales, provinciales y nacional para que decidan actuar y adelantarse a la investigación judicial promoviendo leyes y acciones como la que adjuntamos en el siguiente enlace –ver Proyecto de Ley–, y que coinciden en el mismo sentido que la presentación judicial de Ivana Huenelaf. Aquellas fuerzas políticas con representación parlamentaria o ejecutiva que no estén de acuerdo tienen la oportunidad de fundamentar por qué nuestra sociedad debería seguir ignorando la verdadera historia de los hechos sucedidos a fines del siglo XIX. 

Por eso afirmamos que esta presentación judicial tiene la virtud de instalar el debate acerca del genocidio de 20.000 -según lo afirma Ivana- niñas, niños, mujeres y hombres en la llamada “Campaña del Desierto” cuyo principal objetivo fue ganar territorio, y entregar las tierras a terratenientes, estancieros, e influyentes políticos de la época, entre otros, para sus negocios particulares amparados por el Estado elitista de entonces y, paralelamente, extinguir todo vestigio material y cultural de la existencia de pueblos originarios.

Nuestro Estado puede y debe reconocer este genocidio, como lo hizo con los crímenes de lesa humanidad de la pasada dictadura y nuestra sociedad debe conocer esta verdad histórica que tuvo y tiene consecuencias inmediatas sobre la población que se pretendió exterminar, y mediatas, porque diseñó un país con una elite poderosa económicamente que sigue impidiendo la construcción de una sociedad más justa e igualitaria en nuestros días.

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